Entra un tipo cayéndose de borracho a una cantina repleta de gente y de entrada dice: "¡Todos son unos hijos de puta!"
Todos se quedan callados hasta que se levanta un negro de 2.10 m. de
alto y le da una golpiza al borracho que lo deja tirado en el suelo. Al
día siguiente se repite la historia, entra el borracho a la cantina y
grita "¡Todos son unos hijos de puta!"
El negro se vuelve a levantar y lo pone peor que el día anterior.
Al tercer día entra a la cantina y grita "¡Todos son unos hijos de puta, menos el negro!"
El negro dice "¡A mí nadie me discrimina!", y le vuelve a dar soberbia paliza al borrachín.